Miles de colombianos nos emocionamos, sufrimos y hasta lloramos cada vez que el Cantante del Gol, Javier Fernández, con su majestuoso relato narra una anotación de la Selección Colombia, sin embargo, hay fanáticos que luego de un gol de James, Falcao o Duván Zapata, quedan literalmente al borde de un infarto, este es el caso de Sebastián Alvarán Castaño, un integrante del Programa de Atención a la Discapacidad, PAD, quien vive por y para el fútbol.
A sus 23 años de edad, este santarrosano es uno de los alumnos más aventajados del PAD y aunque padece una parálisis cerebral espástica (músculos rígidos que afectan el movimiento), esto no ha sido impedimento para cumplir cada una de las metas que se ha propuesto.
De la mano de su mamá Luz Miriam Castaño Alzate, quien es su Ángel de la Guarda, Sebastián asiste semanalmente no solo a sus prácticas deportivas, sino a las distintas terapias y clases de música que le han ayudado a mejorar en la parte física, pero sobre todo en la comunicación y socialización con sus semejantes.
“Él entró al Programa por casualidad, lo estaba llevando a odontología a la sede Obrero, y el vigilante le vio la dificultad para caminar, me preguntó que si ya lo tenía en el PAD, le respondí que no y de inmediato me dijo: ‘vaya a tal oficina y pregunta por Olguita’, desde ese momento empezamos en el proceso, él tenía 13 años”, manifestó Luz Miriam.
Deporte, música y arte
Inicialmente Sebastián, quien a pesar de su dificultad al hablar manifiesta ser un orgulloso hincha de Atlético Nacional, hizo parte de los talleres de música y arte del Programa de Atención a la Discapacidad, pero según su mamá, no le gustó pintar ni dibujar, por lo que las profesoras le sugirieron que no lo volviera a llevar, y más bien lo inscribiera en deportes, una de las mejores decisiones que han tomado a lo largo del proceso, pues por medio de la práctica física ha mejorado notablemente en su motricidad.
“Lo entramos a deportes y desde entonces él es feliz, no ve la hora que llegue el día miércoles para ir a jugar con un balón, es matado por el fútbol, tiene colección de camisetas de distintos equipos y le encanta que le regalen balones, cada que vamos le pregunta al profe si van a jugar fútbol”.
El hijo de Luz Miriam y Jesús Alberto, complementa su afición por el fútbol con su pasión por la música popular y parrandera, en su casa todo el día se escuchan canciones de Darío Gómez, Jhonny Rivera, Jhon Alex Castaño y los 50 de Joselito, grupo tropical que no pueden faltar en su repertorio.
Su historia de superación
Cuando Sebastián era tan solo un bebé sufrió varios episodios de fiebre que a la postre dieron pie a la parálisis cerebral espástica, enfermedad que no solo le limitó su aprendizaje, sino que afectó sus miembros inferiores, lo que le dificultó caminar correctamente desde su niñez. En 2014, este joven, quien tiene una derecha prodigiosa a la hora de patear el balón, fue intervenido quirúrgicamente, y desde entonces su calidad de vida cambió.
“Hace cinco años le hicieron cirugía reconstructiva de miembros inferiores, desde la cadera hasta los tobillos porque caminaba con los pies y las rodillas juntas, vivía en el suelo y así jugaba balón, ahora se ha recuperado mucho, ya tiene los pies derechos, se ayuda con un caminador con el que sigue jugando fútbol”, acotó la amorosa mamá.
Y a tal punto ha llegado su recuperación que acumula en una de las paredes de su cuarto más de 10 medallas obtenidas en distintas competencias deportivas, demostrándose y demostrándole al mundo, una vez más, que discapacidad no es incapacidad.
“Sebastián ha participado en las Olimpiadas de Comfamiliar, en las del Café, en las de Dosquebradas, y ha obtenido varias medallas por ocupar muy buenos puestos en las competencias en deportes como caminata, atletismo, lanzamiento de pelota. No sucedió una anécdota muy curiosa, pero satisfactoria para él. Los compañeritos compitieron en fútbol y ganaron, cuando eso él estaba recién operado, y fue y se les metió en la premiación y le dieron la medalla, se puso feliz”.
En la actualidad, este galán de ojos verdes y pestañas pronunciadas, quien ha participado con Comfamiliar en los conciertos de fin de año tocando el tambor y la guacharaca, y quien se desvive por la belleza femenina, asiste cumplidamente a los talleres de deportes y música, además va a terapias los jueves y los sábados con la convicción de dar pasos cada vez más firmes de la mano de Dios, su familia y Comfamiliar Risaralda.