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Boletín

Los CDI continúan educando a los niños pereiranos, aún en tiempos de Covid-19

Entre los juegos con sus muñecas, el arma todo, la pelota y la compañía de su mamá que no la desampara un solo instante, pasa los días de cuarentena Maialen Ramírez Ocampo, una pequeña de 3 años de edad, quien vio truncado su sueño de continuar su formación en el Centro de Desarrollo Infantil, CDI Otún 2, debido a la pandemia por COVID19 que desde marzo de 2020 se encuentra en Colombia, y que ha ocasionado el confinamiento familiar.

Sin embargo, esto no ha sido impedimento para que la bella Maialen sea atendida por el personal de Comfamiliar Risaralda, entidad que gracias a su experiencia y a la confianza brindada por la Alcaldía de Pereira y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, es la encargada de brindar fortalecimiento a través de un modelo de educación inicial de calidad en los componentes de salud y pedagógico a los niños y niñas que forman parte de los CDI.

“Yo estaba muy contenta con la niña en el CDI, ella se levantaba feliz para ir al jardín. Infortunadamente la dicha solo le bastó la primera semana porque a la próxima decretaron la cuarentena y hasta ahí llegamos. Sin embargo, y a pesar de estar encerraditas, no nos hemos sentido solas, desde Comfamiliar han estado muy pendientes de nosotros”, manifestó Andrea Ocampo, madre de Maialen.

Educación virtual

En tiempos de ausencia presencial, la educación virtual ha ido creciendo para quedarse, de esta forma semanalmente las facilitadoras de Comfamiliar Risaralda, encargadas del Centro de Desarrollo Infantil Otún 2, del que hace parte Maialen, le hacen llegar las actividades.

“El proceso virtual ha sido muy bueno, en Comfamiliar mantienen muy pendientes de nosotros, semanalmente nos hacen llegar trabajos para que la niña realice. Las profesoras, por whatsapp nos envían videos en los que nos explican lo que debemos hacer en la semana, nosotros los realizamos y los enviamos en fotos y videos: dibujamos, coloreamos, hacemos reciclables, siempre estamos las dos junticas”, acotó esta ama de casa, quien está 24/7 con su hija.

Y aunque posiblemente en lo que resta de 2020 los CDI no abran más sus puertas, Andrea no pierde la esperanza de muy pronto volver a llevar a su hija al ‘jardín’, pues según ella, aunque solo estuvo una semana, el cambio para este ‘milagro de la vida’, al compartir con niños y niñas de su edad, fue notorio y muy satisfactorio.

“Nuestra niña es el milagro de vida porque cuando nació me convulsionó, me hizo cuatro paros respiratorios y me entró en coma. Afortunadamente Maialen es normal, ella gracias a las terapias ha tenido un desarrollo de acuerdo a la edad, a veces le hace falta un poco el equilibrio, pero va muy bien. Muchas gracias a Comfamiliar por estar siempre pendiente de nosotros”, concluyó Andrea Ocampo.

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