Introducción
La fractura de cadera es un proceso prevalente en la población anciana en el que es necesario
realizar un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado y coordinado entre traumatólogos,
rehabilitadores y geriatras o especialistas.
La fractura de cadera es una de las patologías más frecuentes del anciano; la incidencia anual
oscila alrededor de 115 fracturas en varones y 252 en mujeres por cada 100.000 sujetos
mayores de 45 años, incidencia que aumenta exponencialmente a partir de los 65 años. Las
diferencias respecto al sexo son atribuibles a la relación de éste con la osteoporosis.
Las consecuencias de la fractura de cadera son importantes. La mortalidad de los pacientes
con esta patología es elevada, a pesar de haberse reducido con el avance de técnicas
quirúrgicas (8%-10% en la hospitalización y hasta el 20% al año de la fractura). La morbilidad
es igualmente alta, afectando principalmente a la dependencia posterior de otras personas.