Introducción
El cáncer de tiroides (CT) está originado principalmente de las células foliculares, se caracteriza por ser asintomática, de lenta evolución, potencialmente curable y por tener una letalidad menor al 5%. Dichas distinciones se confieren al tipo diferenciado, que incluye al carcinoma papilar de tiroides y que representa cerca del 90-95% de todos los CT. A su vez, los no diferenciados, que incluyen los carcinomas anaplásico y medular, tienden a ser más agresivos y con mayor letalidad, pero corresponden a menos del 5% de los casos. Esta patología, tiene una mayor prevalencia en mujeres, observando una buena respuesta al tratamiento quirúrgico y al yodo radioactivo, tiene por lo general buen pronóstico. La principal manifestación clínica de los pacientes que asisten a la consulta médica es la aparición de un
nódulo tiroideo. El diagnóstico se realiza mediante exámenes de imagen como la ecografía, laboratorio, pruebas de función tiroidea, punción aspiración con aguja fina (PAAF) y biopsia que es el procedimiento que establece el tipo de lesión histológica de la glándula.